Aunque los trastornos de ansiedad
en la niñez no son ni remotamente tan comunes como los de la adultez, la
mayoría de los niños, en algún punto durante sus vidas, experimentarán un
típico temor o ansiedad. En casi todos los casos, estos temores no se tornan en
algo irracional ni desarrollan un ataque de pánico o, peor aún, un trastorno de
pánico. Sin embargo, los niños pueden demostrar señales de un trastorno de
pánico por otras razones. Los niños pueden ser afectados por algunos tipos de
trastornos de ansiedad que son más comunes en adultos. Puede que estén
extremadamente preocupados sobre los eventos de su vida diaria, como la escuela
o la vida en general. Pueden tener la tendencia a ser extremadamente críticos
con ellos mismos, buscando siempre alcanzar la perfección, rehacer tareas
continuamente en un esfuerzo de que ésta resulte perfecta y buscar la constante
aprobación y dignificación de otros. Otro tipo de trastorno de ansiedad que
puede ser observado en niños es el trastorno obsesivo compulsivo. El TOC es una
obsesión por pensamientos indeseados que una persona simplemente no puede sacar
de su cabeza. Quien sufra esto también puede desarrollar una fuerte necesidad
de llevar a cabo comportamientos repetitivos, o rutinas, buscando tranquilizar
o mitigar sus ansiedades. Aunque los 10 años de edad es la edad pico en la que
un niño puede ser médicamente diagnosticado con TOC, se ha sabido que éste
puede afectar a niños tan jóvenes como de dos o tres años. Este trastorno de
ansiedad en particular puede ser observado en niños que laven repetidamente sus
manos en exceso, tengan la sensación de estar haciendo algo mal y contabilizar
objetos, para prevenir pensamientos no deseados. Cualquier niño que sea
expuesto a una experiencia extremadamente estresante, tal como la muerte de un
padre, un desastre natural, un accidente o un abuso físico pueden desarrollar
este mal. Aunque estos tipos de trastornos de ansiedad podrán ser encontrados
también en adultos como en niños, las señales físicas y emocionales pueden ser,
a menudo, muy diferentes. Por ejemplo, los niños no tienen una comprensión de
que sus miedos son irracionales, del mismo modo, no pueden expresar sus
sentimientos, entonces estos exhiben síntomas tales como el llanto y las
rabietas.
Diana
Corbalán Sánchez 1ºGrado T.S,mañana.
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ResponderEliminarMe ha parecido muy interesante el texto, ya que yo he trabajado con niños que han tenido ataques de pánico, ansiedad y estrés.
ResponderEliminarMuchas veces esto se complica más de lo normal porque los padres no saben como actuar, y en un cierto modo es normal. Lo primero que suelen hacer es llevarlo al médico, y este lo traslada al psicólogo. Una cosa que deberían haber hecho los padres es hablar con los niños para ver que les preocupa, la mayoría de veces suelen contar lo que les pasa y en cierto modo es una forma de desahogarse. Y así se puede bajar los ataques de ansiedad y el estrés.
Nuria Campos Martínez 1º Grado, Trabajo Social. Turno tarde.