miércoles, 21 de diciembre de 2011

Navidad Marginal y solidaria.


Es curioso cómo el verdadero conocimiento de uno mismo se suele producir en un ambiente distinto al habitual. La historia y la literatura están plagadas de ejemplos de hombres y mujeres que, dejándolo todo, parten en busca de algo que no saben bien qué es pero cuya búsqueda se convierte en un proceso apasionante. A la vuelta, todos coinciden en decir que ya no son la misma persona. Que "algo" ha cambiado en ellos. Los que han realizado una peregrinación a algún lugar sagrado han tenido esta experiencia de trascender al mero viaje de placer para encontrar una experiencia profunda, difícil de explicar con palabras y que sólo el que la ha vivido en sus propias carnes comprende.
Antes, los jóvenes españoles tenían la mili, que era lo más parecido a esos míticos viajes iniciáticos. Y los mozos solían volver "hechos unos hombres". Curtidos por la dureza de la vida  castrense y alejados del amparo de la familia, los jóvenes regresaban con una madurez que impresionaba a muchos, preparados para construir su propia vida. Qué duda cabe de que la supresión del servicio militar ha contribuido al creciente fenómeno de jóvenes que siguen conviviendo con los padres pasada la treintena, puesto que nadie les ha ayudado a realizar ese proceso natural que es el abandono del hogar. El polluelo sufre cuando su madre le obliga a aprender a volar, pues, está más cómodo dentro del nido. Pero su madre sabe que lo que el hijo necesita realmente es que lo empujen fuera. Así, a fuerza de descalabros, el tímido e inseguro polluelo se convierte en poco tiempo en una rapaz temida en todo el bosque. ¿Quién lo habría dicho de aquel tembloroso plumífero?
La vida de fe también necesita que nos "empujen" de vez en cuando a vivir experiencias propias de encuentro con Jesucristo, aunque se esté más a gusto en casa, con los polvorones y la play. Año tras año, decenas de jóvenes malagueños vienen confirmando que vale la pena, que Dios les ha hablado claro con esta experiencia. Y es que el Campo de Trabajo Lázaro es una oportunidad para crecer como personas y como creyentes, viviendo la Navidad junto a los más pobres, a los que más sufren.
Esther A. Escudero.- 1º Grado de Trabajo social- turno mañana

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